martes, 25 de mayo de 2010

EL GRUPO: FORMADOR DE NUESTRA IDENTIDAD

Los jóvenes, en épocas anteriores y durante cientos de años se habían desarrollado en un mundo monótono, en el cual los cambios eran casi inexistentes, tuvieron que acostumbrarse a la vida agitada y cambiante de las grandes urbes, esto influyo en el estilo de vida y en la mentalidad juvenil, que son consecuencia de transformaciones positivas como la ampliación del horizonte cultural que conduce al propio reconocimiento como categoría, reconocimiento de roles en la sociedad y configuración de grupos que son base para la búsqueda de la identidad juvenil. El grupo es un espacio que surge por la necesidad que tiene el individuo de salir de su entorno, de la institución familiar y comenzar la búsqueda de su propio sujeto, de su identidad tanto en su ideología como en su estética, les permite a los jóvenes vivir sus problemas de manera colectiva, compartir con "pares" la misma forma de pensar y sentir, además de códigos (vestuario, música, hábitos, lugares de reunión y maneras de hablar y comportarse) que dan vía libre para realizar actividades que en otros espacios son catalogadas como incorrectas. La identidad surge a traves de un proceso social, en los grupos juveniles es donde se estructura la identidad de el individuo.

En nuestras sociedades con la llegada de la adolescencia la gran mayoría de los niños pierde seguridades y vive duelos: el cuerpo cambia, se abandona la infancia, se transforma el lugar que se ocupaba en la familia y en la escuela, caen referentes de autoridad antes naturalizados, se abre el tiempo de la autonomía. Cada adolescente se abre gradualmente a una vida social en la que el lugar de su propia familia se desplaza: en ese movimiento, aquella anterior cuasi monopólica institucion va perdiendo peso específico y se ve obligada a interactuar con otras instituciones propias de la socialización. En dicho proceso van surgiendo nuevas formas de ver el mundo y valoraciones no necesariamente acordes con los mandatos de la tradición heredada. Con la adolescencia se abren espacios de conflicto intergeneracional en el interior de las familias, siempre renovados con la continua entrada de cada miembro en la pubertad. Es decir que el período conflictivo no sólo es interior al sujeto que vive la transformación en primera persona, también afecta a su entorno inmediato.
Familias y escuelas, ámbitos primordiales de la niñez mayoritaria, comienzan a compartir su espacio con otras dimensiones de la vida social en la que los jóvenes expanden las redes de relaciones dentro de las que normalmente actúan. Mientras transcurre la crisis más o menos violenta según los casos familiares, las clases sociales, las tradiciones geográficas y culturales en las que se inscriban, los adolescentes construyen espacios propios, grupos. En los cuales ellos, procurando una mayor independencia respecto a la mirada de sus mayores, rearticulan los mecanismos de identificación a través de los que constuyen las diversas facetas de su identidad.
Son los grupos de pares los que constituye la novedad en la vida de las personas que atraviesan la etapa de la juventud. Estos grupos a su vez delimitan espacios y tiempos en los que van construyendo un mundo compartido, que ademas es fundamental para el resguardo de las identificaciones adolescentes, distantes de la familia y de la escuela, las dos espacios característicos del desarrollo previo. Los grupos de pares están conformados por lo general con una presencia marcada de miembros de la misma edad y género. Esto no imposibilita grupos mixtos o grupos en los que sea aceptado algún miembro que es notablemente mayor o menor. Estos grupos son la inicial ampliación de la red de relaciones en las que entran los jovenes, son los grupos de amigos y amigas más cercanos, que se reunen a pasar el tiempo, a escuchar música, a compartir largas charlas, a hacer deportes, a planear salidas, a recorrer espacios. Esos grupos de adolescentes son ámbitos de contención afectiva y representan espacios de autonomía en los que se experimentan las primeras búsquedas de independencia. En ellos se realizan actividades comunes y se definen los perfiles dentro de las funciones actitudinales que los diversos grupos despliegan.
El autoconcepto en la situacion social del sujeto deduce sus contenidos a partir de la interaccion con el mundo social. Si la persona surge en un contexto social, tambien es en si misma una construccion social, pues en la medida en que pueda adoptar la actitud del otro, actuar hacia si mismo como actuan los otros, asumir las actividades de los otros, del grupo del que forma parte. El individuo aprende su propia identidad tomando el rol de los otros en relacion a si mismo.
La identidad no es un elemento particular de cada individuo, no se nace teniendo identidad. Esta se consigue a traves de un proceso de construccion en la que los individuos se van definiendo a si mismos en interaccion simbolica con otras personas. (LARRAIN, 2003 pp. 32) Nuestras pertenencias, los grupos sociales con los que interactuamos, las instituciones a las que pertenecemos: la familia, la escuela y otras; nuestra posición en la sociedad. son elementos fundamentales en la construcción de nuestra identidad. La identidad es eso, una construcción que se hace con el pasar de los días, es una cuestión modificable, es una edificación del "yo" como producto de una relación con los demás, las relaciones determinan lo que son los otros y lo que es uno. Los individuos se definen a si mismos en terminos de ciertas categorias compartidas, cuyo significado está culturalmente definido, tales como religión, género, clase, profesión, etnia, sexualidad, nacionalidad que contribuyen a es pecificar al sujeto y su sentido de identidad. Es también un proceso social, porque la identidad implica una referencia a los “otros” en dos sentidos. Primero, los otros son aquellos cuyas opiniones acerca de nosotros internalizamos, cuyas expectativas se transforman en nuestras propias autoexpectativas. Pero también son aque llos con respecto a los cuales queremos diferenciarnos.
Por otra parte, las agrupaciones juveniles han sido consideradas como parte del fenómeno llamado neotribalización, el cual hace referencia a que diversos grupos de jóvenes se organizan en torno a la idea de un colectivo de carácter neotribal, resultado del individualismo, la escasez de contactos y la aceleración de la vida moderna, y que se representa como una creciente anomia que se entrecruza con la moda y el culto a la apariencia, entre otros elementos que conforman las denominadas culturas juveniles.(MONTENEGRO, 2004) Los jóvenes en la actualidad buscan sobreponerse al anonimato de las grandes urbes, dejar huella y ser reconocidos en su existencia es decir poder reconocerse como sujetos y tener una identidad. En esa búsqueda los jóvenes abandonan la familia y acuden a otros para la conformación de su identidad personal; adquieren sentido de lo particular, lo simbólico y lo estético; esto trae consigo la configuración de la idea de tribu urbana. Al respecto conviene decir que la construcción de la identidad es fruto de la interacción con los demás y la forma cómo la juventud socializa y se identifica dentro del grupo.
Algunos grupos o tribus, constituidos por pares y característicos de la contemporaneidad asumen “modos”, importados o autóctonos, que habilitan a su estudio en términos de subcultura especifica. Aparecen una serie de rasgos difícilmente generalizables pero que podemos definir como un núcleo duro de creencias y conductas, en torno a ciertos Los jóvenes que se ven marginados de la sociedad encuentran en los grupos “formas de socialidad” que les permiten conexiones con sus pares a través de una mayor sensibilidad, a la vez que se afirman como ellos mismos y con el grupo, logrando una identificación que es expresada en la defensa de valores y territorios propios de la tribu y en el delineamiento de recorridos por la ciudad que son guiados por una lógica de sentir y tocar. Las tribus se han entendido a partir de las necesidades de crear y mantener una autonomía frente a los padres, por una parte, y la contradicción que implica la de mantener la identificación parental, por otra, pero advierte que esta idea proviene de enfoque de clase que no de dónde nacen otros estilos de vida las subculturas juveniles implican resistencias simbólicas, luchas hegemónicas y defensa de espacios,ejes. Esto nos aporta un elemento conceptual clave de identidad como construcción que se hace con el pasar de los días y como una cuestión modificable. La identidad es una edificación del "yo" como producto de una relación con los demás. Ahora bien, la identidad no es una construccion puramente social, sino tambien individual desde un punto de vista psicológico puede decirse que identidad personal es la que hace que uno sea “sí mismo” y no “otro”. Se trata pues, de un conjunto de rasgos personales que conforma la realidad de cada uno y se proyecta hacia el mundo externo permitiendo que los demás reconozcan a la persona desde su “mismidad”, esto es, en su forma de ser específica y particular. (Larrain, 2003. Pp 34). La individualidad sólo es posible cuando se exterioriza la personalidad auténtica del ser humano, de tal manera que éste pueda reconocerse a sí mismo como parte de la humanidad en general y simultáneamente, como un ser único y diferente de los demás. Pero por otra parte, no pueden haber identidades personales sin identidades colectivas y viceversa. Lo que significa que, aunque ciertamente hay una distinción analítica entre las dos, no pueden ser concebidas aparte y sustancializadas como entidades que pueden existir por sí sólas sin una referencia mutua. Esto es así porque las personas no pueden ser consideradas como entidades aisladas y opuestas a un mundo social con cebido como una realidad externa. Los individuos se definen por sus relaciones sociales y la sociedad se reproduce y cambia a través de acciones individuales. Las iden ti da des personales son formadas por identidades colectivas culturalmente definidas, pero éstas no pueden existir separadamente de los individuos.
En conclusión, los jóvenes son una categoría que a causa de múltiples cambios en los procesos sociales como la globalización, buscan identificarse dentro de un grupo o una tribu urbana la cual les brinda una acogida ética y social, al tiempo, les permite desarrollar nuevas actitudes como el dejar de pensar en sí mismos para pensar más que todo en un colectivo. La identidad que toman los jóvenes es para ser aceptados en ciertos grupos sociales de su alrededor, ya que por influencia de amigos, estos quieren formar parte de ese grupo, y cambian sus peinados, su forma de vestir, su actitud ante las personas, sus gustos musicales, etc, para ser aceptados en ese grupo cambian todo eso que antes no hacían. La construcción de identidad es así un proceso al mismo tiempo cultural, material y social. El medio social no sólo nos rodea, sino que también está dentro de nosotros. En este sen ti do se podría decir que las identidades vienen de afuera en la medida que son la manera como los otros nos reconocen, pero vienen de adentro en la medida que nu es tro auto-reconocimiento es una función del reconocimiento de los otros que hemos internalizado.

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